La Casera
La Casera es una marca española de refrescos con más de 75 años de historia, emblemática en el panorama social y gastronómico del país. Fundada en 1949 por la familia Duffo en Madrid, su nacimiento responde a la visión de crear una bebida suave, agradable y familiar, capaz de disfrutarse sola o mezclada—especialmente con vino para el popular “tinto de verano”—y acompañar así los grandes y pequeños momentos cotidianos de las familias españolas.
Desde sus inicios, la marca apostó por la innovación y la modernidad, introduciendo envases higiénicos y ampliando rápidamente su producción, lo que contribuyó a que La Casera se convirtiera en un referente nacional y en un complemento indispensable en la mesa española. Durante las décadas siguientes, amplió su gama de sabores y mantuvo un crecimiento sostenido, llegando a ser la gaseosa más vendida del país, además de ampliar su presencia con refrescos de limón, naranja y, más tarde, cola. Su nombre terminó por asociarse popularmente a cualquier bebida gaseosa de su tipo, un testimonio de su implantación cultural.
Uno de los factores que ha consolidado la autenticidad y proximidad de La Casera es su conexión con el estilo de vida mediterráneo, la tradición familiar y la capacidad de adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia. Su histórica campaña publicitaria con el lema “Si no hay La Casera, nos vamos” se incrustó en la cultura popular española, reflejando el peso de la marca en el imaginario colectivo y su función como símbolo de reunión y disfrute alrededor de la mesa.
En la actualidad, La Casera pertenece al grupo japonés Suntory, sigue liderando el segmento de gaseosas y ha reforzado su apuesta por la sostenibilidad y la innovación en su portafolio, ofreciendo alternativas sin azúcar ni calorías y formatos orientados tanto al consumo tradicional como a nuevas tendencias. Además, la marca continúa con proyectos que priorizan el respeto medioambiental—como el compromiso de que todos sus envases sean 100% sostenibles para 2030—y promueve valores de familiaridad, versatilidad y cercanía, manteniéndose como un icono inconfundible del verano español y de la vida compartida.